
Los verdaderos superhéroes y superheroínas no necesitan volar por los aires de forma jactanciosa. No necesitan fundir nada con un rayo láser ocular. Y, desde luego, no es necesario que se lancen a la mitad de las montañas ni que se peleen infantilmente con desagradables alienígenas. Y, lo mejor, no necesitan trajes ridículos con capas igualmente ridículas y decididamente poco prácticas.
Los verdaderos superhéroes y superheroínas -y probablemente ya lo has adivinado- pasan tranquilamente por la vida cotidiana y se dedican a sus asuntos. Ayudan en lo que pueden. No hacen un escándalo. Están ahí cuando se les necesita. Y la única señal de que son superhéroes son sus calcetines, en los que muestran su rostro a todos los que se molestan en mirar. Pero eso es todo. Y eso es todo lo que se necesita.
