¡Vamos, audaces guerreros! Queremos embarcarnos en nuestra próxima aventura de saqueo en el mar como la ocasión lo merece: con un formidable festín. Al fin y al cabo, somos vikingos y solo pensamos en conquistas y fiestas. Así que, Frikård, Nerdsson y Loki, llegad hasta el fondo del siguiente barril y llenad vuestros cuernos hasta que rebosen. Mañana, el aire fresco del mar, las olas espumosas y la brisa marina nos conducirán hasta nuestras desprevenidas víctimas y las harán temblar sin piedad cuando vean nuestras grandes embarcaciones vikingas. Y con razón. Porque somos los más terribles de entre los terribles y, por razones de imagen, no nos ahorramos ningún exceso.

Así que levanta tu cuerno vikingo, que puedes llenar de cerveza o hidromiel (bueno, por Odín, ¿quién sigue teniendo hidromiel hoy en día?), y entona una poderosa y sanguinaria tonadilla. Brindemos por nosotros. Que volvamos cargados de tesoros o alcancemos los pabellones del Valhalla. El resultado nos da igual.