Si siempre has querido hacer de angelito -aunque sólo sea con tu cara colgada de un bonito ambientador (un ángel perfumado, por así decirlo); al fin y al cabo, no queremos exagerar en términos puramente teológicos-, has llegado al lugar adecuado, como siempre: con nuestro ambientador de árbol personalizable, que, como el mensajero alado del departamento celestial, llega justo a tiempo para la Navidad y como un regalo apropiado.

Con verdadero estilo y como debe ser, con pequeñas alas y túnicas blancas que fluyen. Pero con tu cara (o la de otra persona), que puedes subir como foto a nuestro configurador celestial en un abrir y cerrar de ojos. Y por si fuera poco, nuestro angelito también huele bien. Pero, francamente, no esperábamos otra cosa de un ángel.